¿Alguien reconoce al personaje de la foto?, seguro que no, ya no muestra su repugnante sonrisa de satisfacción militar estadounidense, y diríamos, que por el tamaño de sus mofletes ha cambiado la instrucción y los ejercicios bélicos mortificadores por el tumbing y la “sana” comida americana.
Es Lyndie England, la soldado estadounidense que se multifotografió torturando a presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib en 2004, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo y a las que los americanos no sabían como inventar disculpas para justificar la vergüenza, de la que eran perfectamente conocedores y consentidores, y de la que debían desvincularse para intentar limpiar toda la mierda que su ejército siempre deja allá donde va. Más aún, si a los que tienen que invadir o apresar son árabes.
Esta señorita, lejos de revelar un mínimo de arrepentimiento, se muestra orgullosa de sus hazañas y asegura en una entrevista concedida al diario británico The Guardian, que: "En las guerras pasa lo que pasa. Lo que ocurrió fue que se fotografió y salió a la luz. Mucha gente dice que si nos hubiéramos callado o los hubiéramos matado, no hubiera habido ningún problema", y que “el abuso supervisado por sargentos, era algo normal”.
Con estas declaraciones, podemos observar en que se basa su normativa militar, “Todo vale y a todo se da algún sentido”. Su ejército tiene derecho a matar, violar, torturar, humillar y pisotear al adversario ya sean civiles o militares, nadie va a hacer preguntas, su uniforme y su bandera son suficiente motivo para justificar los actos. Se la ha olvidado reconocer, que independientemente de la sin razón y el despropósito que es una guerra (esta además, era ilegal), ellos entraron en Irak a lomos del Caballo de Atila, proclamándose los libertadores del pueblo iraquí, en busca de unas armas fantasma, para en realidad, convertirse en sus peores verdugos y dejar el país rodeado de muerte y destrucción.
Este es uno de los grandes problemas de los EEUU, no dan ningún valor a la vida, a los derechos y a las libertades de los que están mas allá de sus fronteras, y mucho menos, después de los ocho años que la administración Bush se ha mantenido en el poder. El daño causado por este Presidente y su omnímodo comportamiento, que ha creído tener un ejército de juguete con el que recrear guerras y batallas en el suelo del despacho oval, va a necesitar muuuuuucho tiempo, para poder reparar su desastre. Arduo trabajo le ha dejado a Barack Obama, que tendrá que empezar por sociabilizar la mentalidad y conducta americana.
Lydien England, fue condenada a tres años de cárcel (solo ha cumplido la mitad), por no haber hecho nada, solo cumplía órdenes de su gran nación, símbolo de libertad, justicia y oportunidad. Se queja de que ahora no encuentra trabajo porque nadie quiere contratar a una ex-convicta, pues que eche su curriculum en Blackwater, ahí tendrá el trabajo asegurado, práctica y experiencia para torturar lo aporta ella, las armas las pone la empresa.
Al periodista iraquí que lanzó los zapatos a Bush, le quieren condenar ocho años de prisión. ¡¡Lástima no haber tenido unas botas con GPS!!, su castigo seguiría siendo igual de injusto, pero al menos tendrían un motivo para juzgarlo.
Es Lyndie England, la soldado estadounidense que se multifotografió torturando a presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib en 2004, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo y a las que los americanos no sabían como inventar disculpas para justificar la vergüenza, de la que eran perfectamente conocedores y consentidores, y de la que debían desvincularse para intentar limpiar toda la mierda que su ejército siempre deja allá donde va. Más aún, si a los que tienen que invadir o apresar son árabes.
Esta señorita, lejos de revelar un mínimo de arrepentimiento, se muestra orgullosa de sus hazañas y asegura en una entrevista concedida al diario británico The Guardian, que: "En las guerras pasa lo que pasa. Lo que ocurrió fue que se fotografió y salió a la luz. Mucha gente dice que si nos hubiéramos callado o los hubiéramos matado, no hubiera habido ningún problema", y que “el abuso supervisado por sargentos, era algo normal”.
Con estas declaraciones, podemos observar en que se basa su normativa militar, “Todo vale y a todo se da algún sentido”. Su ejército tiene derecho a matar, violar, torturar, humillar y pisotear al adversario ya sean civiles o militares, nadie va a hacer preguntas, su uniforme y su bandera son suficiente motivo para justificar los actos. Se la ha olvidado reconocer, que independientemente de la sin razón y el despropósito que es una guerra (esta además, era ilegal), ellos entraron en Irak a lomos del Caballo de Atila, proclamándose los libertadores del pueblo iraquí, en busca de unas armas fantasma, para en realidad, convertirse en sus peores verdugos y dejar el país rodeado de muerte y destrucción.
Este es uno de los grandes problemas de los EEUU, no dan ningún valor a la vida, a los derechos y a las libertades de los que están mas allá de sus fronteras, y mucho menos, después de los ocho años que la administración Bush se ha mantenido en el poder. El daño causado por este Presidente y su omnímodo comportamiento, que ha creído tener un ejército de juguete con el que recrear guerras y batallas en el suelo del despacho oval, va a necesitar muuuuuucho tiempo, para poder reparar su desastre. Arduo trabajo le ha dejado a Barack Obama, que tendrá que empezar por sociabilizar la mentalidad y conducta americana.
Lydien England, fue condenada a tres años de cárcel (solo ha cumplido la mitad), por no haber hecho nada, solo cumplía órdenes de su gran nación, símbolo de libertad, justicia y oportunidad. Se queja de que ahora no encuentra trabajo porque nadie quiere contratar a una ex-convicta, pues que eche su curriculum en Blackwater, ahí tendrá el trabajo asegurado, práctica y experiencia para torturar lo aporta ella, las armas las pone la empresa.
Al periodista iraquí que lanzó los zapatos a Bush, le quieren condenar ocho años de prisión. ¡¡Lástima no haber tenido unas botas con GPS!!, su castigo seguiría siendo igual de injusto, pero al menos tendrían un motivo para juzgarlo.
fotos:Lyndien Ingland
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