martes, 20 de octubre de 2009

“IVE” OTRO AVANCE SOCIAL


La reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria de Embarazo, que el PSOE quiere reconocer y garantizar como un “Derecho” justo y necesario para las mujeres, es un intachable impulso al avance social, el cual, está dejando sin aliento a lo más retrógrado de nuestro ámbito político y por supuesto, a ese espectro cristiano-católico, que mantienen el machismo y la misoginia dentro de su reaccionario credo como mandato de dios.

Hace un par de días se celebró una manifestación en Madrid organizada por diferentes grupos pro-vida, con el argumento de que era contra la ley “IVE”, pero no nos engañemos, lo que allí se coreaba era contra el aborto en general, y contra el Gobierno socialista, no contra ninguna reforma. El abanico de cifras de asistentes ha sido tan desorbitante como grotesco. Hemos pasado de los imposibles dos millones contabilizados por la organización, a la rebajilla (también imposible) del millón doscientos mil de la comunidad de Madrid, pasando por doscientos cincuenta mil de la policía, hasta llegar a los “55.316” (con un error del 15%), que ha registrado la empresa especializada en estos eventos “Lynce”, aplicando objetividad, y sin tener ninguna afinidad (Fue referencia para TeleMadrid el Día del Orgullo Gay). La diferencia resulta tan abusiva como ofensiva.

Entre la multitud se diluían varios diputados y senadores del PP, a los que también se sumó la presencia del más ególatra y peor presidente de la democracia española, Aznar, que haciendo alarde de su necesidad personal por esos lares, se atrevió a proclamar el derecho a la vida. Él, que en ocho años de gobierno no lo tocó. ¿Qué legitimidad cree tener este personaje cuando por su egocentrismo y basándose en mentiras metió a España en una guerra ilegal en la que murieron y siguen muriendo miles de personas llenas de vida?. Civiles o militares, que mas da cuando estamos hablando de la defensa de la “VIDA”. A él si que se le alzaron dos millones de personas por Madrid para clamarle por la vida de los que iban a morir en Irak. Aún hoy en día, sigue diciendo que no se arrepiente y que volvería a hacerlo. Sus despropósitos y catadura moral no dejan ninguna duda, la vida de los nacidos o no nacidos le importa un bledo, pero el triunfo de Zapatero y los socialistas le supera. Pobrecito Aznar, lo que le queda por sufrir.

Otro que regaló sonrisas a diestro y siniestro, fue Jaime Mayor Oreja, igual de marrullero y mentiroso que Aznar. Este señor aseguró no hace mucho, lo plácidamente que se vivía con Franco. Un dictador genocida que quiso erradicar de España una ideología con el tiro en la nuca, ¿Esos no tenían derecho a la vida?, ¿o es que la vida de los rojos no se contabiliza?.
Ahora Mayor Oreja, haciendo gala de flagelación se ha auto inculpado ante sus fieles por “mirar hacia otro lado con el aborto cuando Gobernaron”. Pues que sepa, que a los ojos de su creencia e ideología, pesan sobre su cabeza 500.000 asesinatos, o así es como los llamaban en la manifestación. Solo un ¡hipócrita, pendenciero, incoherente y cobarde! puede tener tanta cara.

Soraya Sáenz Santamaría asegura que presentarán una enmienda de devolución a la reforma de la Ley, y si sale del Parlamento en sus términos actuales, la recurrirá ante el Tribunal Constitucional. Rajoy ahora dice que cuando gobierne su partido popular modificará esa ley. ¡annnnngelito!, ¿todavía mantiene la esperanza de ser algún día el Presidente de España?. Ya no sabe a qué negarse o sumarse para que no se hable de la corrupción que salpica al PP. Últimamente se apunta a un bombardeo con tal de que la corrupción deje de ocupar primeras páginas. Muy difícil lo tiene.

¿Y los católicos?, ¿Cuándo van a dejar de imponernos su doctrina?, ¡ya está bien!, que ellos practiquen y cumplan con su fe, se la respetamos, ¡pero que no nos la exijan a todos los demás como opción única y absoluta!. El Presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela, afirma que “la vida solo es de dios”, ¡¡que dios!!, ¿el mismo que cerró los ojos cuando la iglesia practicaba la inquisición?, ¿el que cayó cuando el clero se postraba y adulaba a Hitler?, ¿y a Franco?. Para los que creen que el cielo existe, también tiene que haber infierno y todos estos que en la tierra se cuelgan el crucifijo, purgarán sus pecados con el del rabo rojo para toda la eternidad.

Aprobar la reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria de Embarazo no obliga a nada ni a nadie, esta es la gran diferencia que hay entre derechos y totalitarismos. Los que apoyamos esta necesaria reforma no estamos a favor del aborto, de la misma forma que no hay nadie que esté a favor de la amputación de un brazo, pero en caso de necesidad todos apoyamos que esa persona tenga el amparo de las instituciones.
La evolución de esta ley es un derecho de autonomía para las mujeres y necesaria para toda la sociedad. Todo es mucho más sencillo de lo que nos quieren imponer los decimonónicos político-religiosos.

Como dice Rajoy, España ha hablado, y ocho de cada diez españoles han decidido apoyar la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho para las mujeres. A ver si se entera.




17 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que ser bastante imbécil para no distinguir la clara diferencia que hay entre la "despenalización" actual de un crimen como el asesinato de los fetos a los que se les niega su derecho inalienable a la vida y querer convertir un capricho (acabar con la vida de un nuevo ser) en un derecho al arbitrio de cada uno jugando con una vida humana, y que incluso menores de 18 años que no pueden comprar tabaco o ingerir alcohol puedan decidir, sin consultar con ningún adulto, acabar con la vida que se está gestando en su seno, en sus entrañadas. Querer decir que es lo mismo es intentar engañar y manipular con tergiversaciones demagógicas propias de la maquinaria de manipulación de la izquierda que ahora suma a su antisemitismo rancio esas prácticas eugenésicas que nos retrotraen a las páginas más negras del siglo pasado propias del nacionalsocialismo que parecen añorar algunos, y "algunas" por supuesto.

Es la necrófila "cultura" de la muerte que promueve un gobierno irresponsable que al parecer como sólo es capaz de crear paro, no querrá nuevas bocas a las que subsidiar en un futuro, y como la muerte por inanición del estalinismo soviético está mal vista (aunque está bastante silenciada), opta por la muerte preventiva en el útero materno. Es repulsivo. ¡Aberrante!

La demagogia de que durantes los años de Aznar no se hizo nada no sirve para intentar desentrañar una hipocresía que no existe. El propio Aznar ha reconocido que no le gusta la ley tal y como está actualmente, especialmente por el tercer supuesto que ha servido de "coladero" mientras clínicas abortistas hacían su negocio. Pero, dada la moderación de alguien como Aznar, lo dejó tal y como estaba. Igual que la LOCE no apareció hasta 2002, y siguió aplicando la LOGSE aunque se demostrase un fracaso, pero no lanzó ninguna moratoria paralizadora, como hizo el PSOE igual que se cargó el PHN. De la misma forma que Aznar, en sus melifluos gobiernos, e incluso con mayoría absoluta, se echó para atrás tras el mal llamado "decretazo" después de haber ganado el pulso en huelga general poco exitosa a unos sindicatos de liberados y vagos –valga la redundancia- totalmente politizados. Pero Aznar en el gobierno siempre fue demasiado blandito, y en vez de ser Reagan o Thatcher, se quedó en un espíritu clintoniano o un laborismo de tercera vía a lo Blair, nada que ver con la propaganda hiperbólica de amanuenses delirantes que sólo sueltan consignas como ésa de la sede de Ferraz, dicha por el propio Blanco, sobre la situación del aborto. Pero es que la situación actual, aun siendo manifiestamente mejorable por el "coladero" existente, al menos gozaba de un consenso social que quizá merecía la pena mantener (de ahí el gran pragmatismo certero de Aznar), pero es que esta situación nada tiene que ver con la nueva ley de los necrófilos socialistas que pretenden que adolescentes sin madurez alguna puedan terminar con la vida que se está gestando en su interior. (continúa)

Anónimo dijo...

Son los mismos socialistas hipócritas que se llevan las manos a la cabeza cuando un progenitor (madre o padre, lo mismo da) abandona a un bebé de meses o semanas incluso en un contenedor y muere, o cuando lo abandonan y muere deshidratado, o cuando una madre desesperada ahoga a su recién nacido en la bañera, y se dice: “¡qué barbaridad!, es inhumano”, pero sin embargo, y por el mero hecho de no haber salido al mundo exterior ("ojos que no ven, corazón que no siente" deben de pensar macabramente), proponen el crimen, el asesinato de esos seres que tienen derecho a la vida por encima de los deseos o caprichos de sus padres y madres. Ser padre o madre no da derecho a matar a un hijo, bien, pues ese derecho no existe cuando el niño tiene 9 años, y tampoco debe crearse para cuando están en el "vientre" materno. Recurrir a eufemismos ("proceso de paz" para negociación con asesinos, "hombres de paz" para terroristas confesos y orgullosos, "accidentes mortales" para atentados, "desaceleración paulatina" para crisis galopante, "misión humanitaria" o "de paz" para las guerras de la izquierda, etc.) no sirve de nada, y al igual que en los casos mencionados intentar llamar "interrupción voluntaria del embarazo" al aborto es igual de infame, no es la interrupción de un tratamiento cualquiera, es una operación mediante la que se perpetra una violación de derechos humanos negándole la vida a un nuevo ser. Como decía Reagan, "el aborto lo defienden los ya nacidos", y es que si los padres de éstos les hubiesen hecho caso a lo que dicen ahora estos tiranozuelos, hoy no podrían defender ni expresar lo que desean para otros porque sencillamente estarían muertos, los habrían matado sus padres, y eso, al parecer, es lo que quieren que hagan otros padres con sus hijos. Quieren que hagan con otros lo que no hubiesen querido para ellos frivolizando con algo tan trascendental como la vida y cayendo en un relativismo moral de corte pagano-nazi que asusta. Es deleznable. El aborto es siempre un fracaso e incluso ocasiona traumas y deja muchas secuelas posteriormente a madres que se arrepienten y que muchas veces se han visto presionadas o forzadas por esa nueva sociedad (ya se sabe, la ingeniería social sociata o progre) que las anima a ello, porque no hay nada peor hoy día que quedarse embarazada o tener hijos, ya no digamos varios o muchos. “Antes matar un hijo a que la llamen coneja” debe de ser la nueva y detestable consigna de la progresía mientras se pisotea un derecho inalienable a la dignidad del ser humano como es la vida. Una sociedad que propugna el asesinato de los más indefensos es una sociedad condenada a un futuro siniestro de muerte y destrucción. (continúa)

Anónimo dijo...

Hay muchas formas posibles de ayudar a madres que se vean en situaciones precarias o que no quieran hacerse cargo de sus hijos, es triste, pero si no quieren hacerse cargo de ellos, hay mil formas de ayudar; si se despilfarra el dinero en flotas de coches oficiales para los gobiernos taifales, en abrir seudoembajadas por ahí o en mantener calentitos y con buena comida a los Txapotes, Otegis y De Juana Chaos de turno, cuánto mejor destinar esos dineros a mantener con vida a nuevos seres que serían las generaciones del mañana; y no hacer política espartana o nazi acabando con la vida humana; e incluso, como se llegó a exponer en el decreto, en caso de taras, es decir, siguiendo prácticas execrables y discriminatorias que haría de los discapacitados gente indigna para la vida. Es demencial, fruto de tiranías despóticas con ínfulas totalitarias. He ahí la diferencia entre la despenalización de una aberración (la derecha no busca como dicen los Sopena, prisaicos y demás ralea de turno criminalizar a la madre en modo alguno, de ahí que aceptase las cosas como están, aun siendo mejorables) y la alegre y ufana legislación que quiere proponerse en este aspecto y que pasaría a considerar un derecho lo que es un crimen, y todo por capricho.

Compárense estas declaraciones, sin demagogia alguna, y será fácil inferir de todo ello la conclusión y, por ende, la gran diferencia abismal que algunos pretenden negar:

“Un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no puede ser un ser humano porque eso no tiene ninguna base científica”, fueron las palabras de Aído, en mayo de 2009.

(En la Cadena SER por supuesto, ¡faltaría más!)

“Un judío, independientemente de su edad, es claro que es un ser vivo; ahora bien no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello”, fueron las palabras de Adolph Hitler en 1939.

(Y ahora la ovación de los sectarios seguidores de Bibi: ¡plas!, ¡plas!, ¡plas! Y más aplausos)

Anónimo dijo...

PSOE = CRIMEN, ASESINATO y HORROR

¿avance social? ¿la muerte? ¡¡¡Ja!!!

A esto debía de referirse el tirano Chávez, díscipulo aventajado de el asesino Ernesto Guevara y el dictador Castro, con "socialismo o muerte". ¡Asqueroso!

Anónimo dijo...

El aborto no es sólo una cuestión de creencias religiosas, ni siquiera de convicciones morales. Es algo que tiene que ver con la defensa de la vida y la dignidad humana, unos principios que han caracterizado a todas las sociedades civilizadas a lo largo de la historia. La izquierda española tiene un serio problema para entender este principio básico cuando defiende con mayor entusiasmo los derechos de los grandes simios o de cualquier otra especie protegida que los derechos de los no nacidos. Cuando una sociedad pone su potencial científico y social al servicio de una mentalidad de la muerte, en vez de al servicio de la vida, es que algo esencial está fallando. Si relativizamos el valor de la vida, estamos poniendo en riesgo la propia supervivencia de nuestra sociedad. Porque después de los no nacidos pueden venir aquellos cuya vida no tenga socialmente valor y así sucesivamente.

Zapatero ha decidido impulsar el aborto en España como una de las señas de identidad de su proyecto político. Nuestro país se convertirá, en caso de salir adelante esta reforma, en el país europeo con una legislación más claramente pro-abortista. El aborto dejará de ser un delito despenalizado en determinados supuestos, para convertirse en un derecho de la mujer que podrá ejercer sin la más mínima restricción ni respeto para los derechos del ser que lleva en su seno, ni por supuesto del otro progenitor. Incluso una menor que requiere autorización de sus padres para ponerse un piercing podrá abortar sin conocimiento siquiera de sus progenitores. La reforma, tal y como la plantea el Gobierno, constituye un fraude político, provoca una fractura social y es una clara vulneración de nuestra Constitución.

La reforma constituye un fraude político porque el PSOE ocultó deliberadamente en su programa electoral la liberalización del aborto. Once millones de españoles pudieron votar a Zapatero porque creyeran su promesa del pleno empleo, por su compromiso de que subiría las pensiones o por muchas otras cosas que los socialistas prometieron en su campaña electoral y ahora no cumplen. Pero ningún español pudo votar a Zapatero para que liberalizara el aborto, sencillamente porque no lo dijo. Si el Gobierno siente ahora urgencia por hacer esta reforma de enorme calado social debería someterla a referéndum o esperar al menos a proponerla en las próximas elecciones.

Anónimo dijo...

Hay sin duda una dosis muy importante de oportunismo político en el momento de plantearla reforma. No es casual que Zapatero impulse esta reforma en su momento de mayor debilidad política y con un Gobierno noqueado por una brutal crisis económica que es incapaz de afrontar. Hay un evidente interés del Gobierno por desviar la atención de los españoles de su principal preocupación en estos momentos, un paro galopante que manda a las listas de desempleo a cientos de miles de españoles cada mes. Zapatero intenta abrir otros debates que a pesar de no tener demanda social producen una gran tensión por su incuestionable relevancia moral. Pero lo que resulta más repulsivo de todo este engaño es que el Gobierno argumente, como hace la titular de ese supuesto Ministerio de Igualdad, que el objetivo de esta reforma es reducir el número de abortos en España. Es difícil mayor ejercicio de hipocresía política.

Pero la liberalización del aborto implica mucho más que un engaño político. Zapatero ha convertido el aborto es una cuestión central de su ideología. El actual proyecto socialista es en buena medida un programa de reversión de los valores morales tradicionales de la sociedad española y la creación de una "sociedad nueva" fundada sobre valores "progresistas" impuestos desde la escuela como verdades absolutas. En ese proyecto, relativizar el valor de la vida como algo que puede ser sometido, manipulado o extinguido a nuestro capricho ocupa una posición central. Los jóvenes son además el principal objetivo de este intento de ingeniería social. Por eso no extraña que la reforma permita abortar a cualquier menor de edad sin el consentimiento de sus padres. La idea que se trasmite no es sólo un sentido de irresponsabilidad en relación con las consecuencias de sus actos, sino que sus padres, de mentalidad seguramente más conservadora, no deben interferir en ningún caso en su educación, ni en sus decisiones, ni en su vida.

Por último, la liberalización total del aborto que plantea el Gobierno resulta claramente contraria a la defensa del derecho a la vida que establece nuestra Constitución como un derecho fundamental. El propio Tribunal Constitucional ya defiende con claridad en su sentencia sobre la anterior Ley del aborto que la vida del nasciturus constituye un bien jurídico que debe ser protegido por nuestro ordenamiento jurídico. Este principio es incompatible con una Ley de plazos, como pretende proponer el Gobierno, en la que el aborto no tiene ningún tipo de restricción durante un determinado periodo de la gestación.

Anónimo dijo...

La reforma de la ley del aborto, llamada eufemísticamente de "salud reproductiva", además de un atentado contra la vida humana constituye un ejemplo perfecto de la doble vara de medir del socialismo cuando se trata de "velar" por nuestro bienestar.

Una de las razones esgrimidas por la ministra para justificar la redacción de esta ley es el número creciente de abortos que se producen en España, situación que los socialistas consideran inaceptable y razón por la cual estiman conveniente facilitar más aún el acceso a este servicio mortuorio con cargo a la Seguridad Social. Sin embargo, cuando se trata de reducir el número de fumadores el Gobierno hace todo lo contrario, restringir al máximo el derecho de los ciudadanos a ejercer nuestro derecho a fumar. Por otro lado, si un político propusiera rebajar la edad para comprar tabaco hasta los dieciséis años la tormenta mediática lo fulminaría de inmediato, pero tratándose del aborto todos nos felicitamos de que también las niñas puedan ejercer ese "derecho" a cuidar su "salud reproductiva" sin consentimiento de sus padres, no sea que la hagan cambiar de opinión.

Esta reforma legal no va a reducir el número de abortos practicados en España sino que lo previsible es que se dispare de forma exponencial, que por otra parte es lo que corresponde a una sociedad tan exenta de resortes morales como la nuestra. Más de cien mil seres humanos son asesinados anualmente en el seno materno de la forma más cruel entre el aplauso de la izquierda, que considera esta salvajada un excelente vehículo para caminar por la senda del progreso iniciada tras la llegada de Zapatero al poder.

Anónimo dijo...

¡Cómo se nota que la pasada manifestación a favor de la vida que desean eliminar el necrófilo gobierno socialista fue un éxito rotundo y ya están sus satélites mediáticos intentando soltar de forma reiterativa sus dogmas y consignas pueriles y sin solidez algunas que sólo puede provocar irrisión!

¡Qué patético! Tristísimo

Anónimo dijo...

Según el Gobierno, la legalización del aborto responde a un derecho y soluciona el problema planteado por la ley anterior. Esa ley, actualmente en vigor, ha generado lo que todo el mundo sospecha que es un fraude, como es que haya 110.000 abortos al año acogidos a uno de los tres supuestos que despenalizan lo que de otro modo es un delito. Para solventar el fraude, ahora se va a legalizar el delito. Fin del problema y fin de la hipocresía colectiva que toleraba por un lado lo que prohibía por otro.

Las cosas no son tan sencillas. Un gobierno que quisiese ajustar la norma a la realidad tendría otros muchos campos en los que actuar sin cambiar obligadamente la ley: promover la natalidad, ayudar a las familias, facilitar los trámites de adopción y evitar en lo posible el tráfico de niños actualmente en vigor en España. Aquí también hay realidades que la ley o las políticas gubernamentales ignoran, como son el desplome demográfico, las difíciles condiciones de las familias numerosas o la voluntad de adoptar por parte de muchas personas que sin eso no podrían tener descendencia. Es un enorme campo de acción que sigue quedando en barbecho.

Claro que la supuesta solución de la hipocresía colectiva lleva aparejada otras consignas, como la del posible encarcelamiento de las mujeres que abortan –algo que no ha ocurrido nunca– o la de que los ricos (sic) quieren el monopolio de una práctica que les facilita la vida. Ni siquiera valdría la pena hablar de estas consignas si no fuera porque ayudan a comprender que la nueva ley tiene un objetivo político, al intentar movilizar a los supuestos progresistas frente a los no menos supuestos retrógrados, además de otro moral o antropológico, en favor de un modelo de sociedad en el que la vida no tiene carácter sagrado.

La manifestación del sábado en Madrid tiene más de un significado. Hay, por una parte, una petición de políticas concretas a favor de la natalidad y la familia. Y hay también una declaración de principios en favor de la vida. En los dos casos se va más allá de las simplificaciones ideológicas y se deja de lado cualquier juicio moral sobre las mujeres que toman una decisión tan difícil y peligrosa.

Se comprobó, como en la manifestación anterior, que los asistentes conciben una sociedad distinta... porque ya la han puesto en práctica en su casa. Con su ejemplo, demostrarán que esa sociedad –real, tangible, presente en las calles de Madrid– es compatible con la libertad y la plena realización personal. En resumidas cuentas, hay otras opciones antes del suicidio moral, vital e incluso social.

VIDA, VIDA, y VIDA frente a asesinato, el crimen, la destrucción y la muerte que propugnan los nazis, los comunistas, los socialistas y todas las tiranías que promueven la muerte de seres inocentes.

Anónimo dijo...

La manifestación del sábado se produjo por el siniestro, deleznable y execrable proyecto de ley aprobado por el Gobierno de Zapatero, que en estos momentos se encuentra en el Congreso de los Diputados y que en la práctica instaura el aborto libre en España, con el agravante de que las menores de 16 años no tienen que contar con el permiso paterno para someterse a la práctica abortiva.

Desde que llegó al poder hace cinco años y medio, Zapatero ha sido implacable a la hora de ir dando los pasos necesarios para conseguir un cambio radical en la sociedad española en el terreno de los valores morales. Su laicismo militante y radical se empezó a poner de manifiesto en la pasada legislatura cuando aprobó la ley que equiparaba la unión de personas homosexuales al matrimonio entre un hombre y una mujer. Siguió con el adoctrinamiento ideológico y sectario que supone la asignatura de Educación para la Ciudadanía y en esta legislatura tocaba instaurar el aborto libre y la modificación de la ley de libertad religiosa para reducir las manifestaciones públicas religiosas al rincón de una sacristía. Y queda pendiente para más adelante la aprobación de la eutanasia, que no tengan ninguna duda que será uno de los pasos siguientes.

La aprobación de una nueva ley del aborto ni era una necesidad ni existía una demanda social al respecto. Muy al contrario, bien sabe Zapatero que ésta es una de las cuestiones que divide a la sociedad española, que provoca enfrentamientos. Pero eso es lo que ha estado haciendo este presidente desde que llegó a la Moncloa: dividir a los españoles y gobernar sólo para una parte.

El aborto, se mire por donde se mire, es un crimen, desde el momento en que se acaba con la vida de un ser absolutamente indefenso, que la ciencia ha demostrado que tiene vida desde la concepción. En España, según un informe recientemente publicado del Instituto de Política Familiar, se llevaron a cabo 122.000 abortos el pasado año, convirtiéndose en el cuarto país de la Unión Europea en número de abortos practicados. El aborto, se mire por donde se mire, es un auténtico fracaso, que tiene dos víctimas: el niño no nacido y la madre que se ve abocada al aborto si no cuenta con otras alternativas posibles.

Lo que no es el aborto, se mire por donde se mire, es un derecho de la mujer como pretende instaurar la nueva ley y repiten como papagayos los grupos pro-abortistas y esa progresía rancia y apolillada. El lema "nosotras parimos, nosotras decidimos" es un claro exponente de lo anterior. Es una aberración pretender que la legislación consagre como un derecho algo que atenta directamente contra la vida de un ser humano. Pero la historia está plagada de aberraciones que han degradado enormemente a las personas y a las sociedades donde se han llevado a cabo.

Aunque a este presidente, salvo cuando le abuchean el día de la Fiesta Nacional, le importa una higa lo que diga la gente en la calle, está acojonado al ver el masivo apoyo de tanta gente a favor de la vida y contra du deriva totalitaria de muerte y destrucción, y sólo le queda agarrarse a sus amnuenses medicores para que sigan soltando estupideces propias de analfabetas hitlerianas como bibi Aído.

Anónimo dijo...

IMPRESIONES / ZAPATERO SE ENROCA EN LA POSICIóN MáS RADICAL

Oídos sordos al clamor de consenso sobre el aborto

ZAPATERO hizo gala ayer de una falta de flexibilidad y de una sordera a las demandas de los ciudadanos impropias de cualquier gobernante democrático. Ante la Ejecutiva del PSOE, aseguró que no piensa cambiar nada del proyecto de reforma de la Ley del Aborto, que comienza a tramitarse en el Congreso esta semana. Responde así, con absoluto desdén, a los cientos de miles de asistentes el sábado a la manifestación contra la nueva ley. Pero también da la espalda a voces tan autorizadas dentro de su partido como el presidente del Congreso, José Bono, quien reclama un gran acuerdo político y consenso en torno a un asunto tan sensible, y tan imbricado con la moral, como el aborto. Que el presidente que tanto se ha jactado de talante ahora exhiba semejante cerrazón, demuestra que antepone su afán de atraerse a la izquierda más radical al interés general no de una parte, sino del conjunto de los españoles.

¡¡¡ZAPATERO DIMISIÓN!!!

¡¡¡ZAPATERO DIMISIÓN!!!

¡¡¡ZAPATERO DIMISIÓN!!!

Anónimo dijo...

El nonato es un ser humano

Yerran quienes atribuyen la oposición a la Ley del Aborto a posicionamientos ideológicos o religiosos, porque el derecho a la vida es anterior a cualquier otra prerrogativa, y descansa sobre la ley natural de todo individuo. Quienes nos oponemos a este grave atentado, que algunos quieren convertirlo torticeramente en un derecho de la mujer, lo hacemos porque hemos llegado al convencimiento científico e intelectual, a través de la pruebas a la que hemos tenido acceso, de que existe vida, y vida humana en el seno materno, desde que los dos gametos, el femenino (óvulo) y el masculino (espermatozoide) se unen formando el cigoto, conformando, ya desde ese mismo instante, todo un complejo código genético que el nonato sólo tendrá que desarrollar durante su etapa embrionaria. No es lícito ni razonable presentar el embarazo, el no deseado, como si de una enfermedad se tratara porque, independientemente de su inoportunidad en el momento en que se produce, estamos hablando de una vida independiente de la madre y del padre y, como tal, ha de ser protegido desde cualquier instancia legislativa. El planteamiento adecuado para tratar este controvertido tema, es establecer un sistema educativo apropiado, para prevenir los embarazos no deseados, y si aún así se produjera, proveer a la futura madre de todas las asistencias sociales, familiares, institucionales, para que el nonato pueda ser ofrecido en adopción a los cientos de miles de parejas que desearían adoptarlo. Nunca la destrucción de la vida puede constituir un derecho o un progreso para la humanidad, sino más bien lo contrario, una trasgresión contra nuestra propia especie, un grave atentado frente a nuestra esencia humana.

No queremos nazis como Aído y zETApé.

Anónimo dijo...

Los políticos tienen una extraña fijación en lograr la unidad y en evitar en cualquier caso las divisiones. Aparentemente, cuando una propuesta es apoyada por una cierta mayoría de personas, deja de ser necesario analizar su contenido. Unidad se convierte automáticamente en "bueno" y división en "malo". La crisis económica ofrece un ejemplo paradigmático: Zapatero le pide a Rajoy que arrime el hombro y apoye sus planes de gasto público para así lograr la "unidad" frente a la crisis. Poco importa si las propuestas tienen sentido o son un completo disparate, lo esencial es que sean fruto del consenso.

Lo mismo parece estar sucediendo con la nueva ley del aborto. El PP acusó inicialmente al Gobierno de abrir debates inútiles que causaban división sólo para encubrir el fiasco de su política económica; ahora Zapatero culpa al PP de promover la división por haber recurrido su proyecto normativo ante el Tribunal Constitucional. La principal crítica que se dirigen ambas formaciones es simplemente que remueven las tranquilas aguas de la sociedad, pero poco o nada entran a reflexionar sobre si la ley es un acierto que protege los derechos de los individuos o, por el contrario, es un fiasco que atenta contra los mismos.

Probablemente el PP se niegue a entrar en ese debate para no parecer que se distancia de ese centro político que espera que le lleve a La Moncloa (es decir, para no "dividir" a sus votantes), mientras que el PSOE rehúye analizar sus huecos planteamientos (como que abortar es lo mismo que someterse a una operación de cirugía estética) precisamente para evitar descubrir cuan vacíos están.

Y sin embargo el debate sobre el contenido de la ley (y no sobre su mayor o menor aceptación social) debería ser el único relevante o, al menos, el más relevante: lo malo no se convierte en bueno por el hecho de que mucha gente así lo quiera.

El problema de la ley del aborto, al margen del discutible encaje que tenga dentro de nuestro ordenamiento jurídico, va más allá del consenso normativo que se haya impuesto en un determinado momento. Su error es anterior y procede del posible conflicto de derechos entre los padres y el nasciturus que la nueva ley tan mal resuelve.

Sentado que el embrión es un ser humano y que, al igual que otros seres humanos tiene un conjunto de derechos entre lo que sobresale el derecho a la vida, la cuestión es hasta qué punto ese derecho a la vida prima sobre otros derechos concurrentes de los padres. La conocida sentencia del Tribunal Constitucional 53/85 trataba de manera bastante acertada este asunto ya que partía de la protección jurídica de la que era merecedor el nasciturus para exceptuarla en una serie de supuestos donde entrara en grave e irresoluble conflicto con otros derechos fundamentales de los progenitores (por ejemplo, el derecho a la vida de la madre). El aborto no se instituía como un derecho, sino como salida excepcional para una serie cerrada de casos.

La ley del aborto de Zapatero pretende convertir lo excepcional en norma y crear un "derecho a abortar" que sólo significa que el ser humano estará completamente desprotegido durante sus primeras 14 semanas de su vida. Los padres quedan absolutamente eximidos por privilegio legal de su responsabilidad sobre el embrión que se derivada precisamente de haberlo concebido. No es libertad lo que grita Zapatero, sino libertinaje: la licencia estatal para violar los derechos ajenos.

Y tal extremo será siempre criticable por mucha división que supuestamente excite. Aunque, a decir verdad, la única división que debería originar es la división entre los defensores de los derechos humanos y los partidarios de su progresiva abolición; una frontera que obviamente querríamos que se extinguiera pero no a costa de que todos se pasen al lado equivocado.

Anónimo dijo...

http://libros.libertaddigital.com/el-mercado-del-aborto-un-negocio-emergente-1276234698.html

Anónimo dijo...

El aborto contra la razón

Si el gobierno ha pensado que la oposición al aborto es sólo una obsesión de la Iglesia, se ha equivocado. La defensa de la vida del concebido no nacido, el respeto a la vida humana de una persona que está ahí, vive y viene, no es algo que se deriva de una confesión religiosa, nace de un ejercicio adecuado de la razón, incluida la que pudiéramos denominar razón científica. En medio de los efectos producidos por la disparidad de criterios de los órganos consultivos en el mundo del derecho, de los informes de las varias instituciones dedicadas a la coherencia y preservación del derecho positivo, un destacado grupo de juristas ha hecho público un manifiesto que recuerda que el anteproyecto de ley del aborto, ya a las puertas del Parlamento, contradice la doctrina asentada por el Tribunal Constitucional.

Además, los juristas alertan sobre la ingeniería legislativa que está detrás de una ley que no resuelve los conflictos sino que genera uno mayor: confiere carta blanca a un asesinato en pos de un nuevo derecho inexistente, el de la mujer al aborto. La objeción de conciencia del personal sanitario debe ser, por tanto, tutelada y garantizada.

Frente a la sinrazón de una ley, son varias las respuestas adecuadas, dentro del Estado de Derecho, y necesarias para que la sinrazón del aborto acabe. Como afirma el movimiento eclesial Comunión y Liberación en su manifiesto, “esta ley pretende impulsar desde el poder un cambio de mentalidad, con el fin de ocultar una evidencia esencial de nuestra civilización: toda vida humana debe ser incondicionalmente protegida”. El aborto también atenta contra la razón.

Anónimo dijo...

El video es una manipulación simple y boba. ¿A quién intenta engañar?

Anónimo dijo...

En Palencia Confidencial escriben poco y censuran mucho